Me gustaría que vinieras con esa sonrisa tan tuya que irradia felicidad,
que tu cuerpo sea mi taller particular donde arreglar mi tristeza,
me gustaría que me abrazaras y derritieras este muro de hielo que construí para alejar al mundo de mí.
Me gustaría que estuvieras aquí parándote a observarme y que me dijeras que te encantan mis pequeñas manías que me hacen ser tan yo,
que me digas de una vez por todas donde has estado todo este tiempo y cómo he llegado a la casilla de tu mirada.
Pero sobre todo me gustaría saber a quien va dedicado este poema.
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